La psoriasis es una enfermedad crónica, inflamatoria y sistémica que afecta a millones de personas en el mundo. Aunque es más reconocida por sus manifestaciones cutáneas, su alcance va mucho más allá de la piel, comprometiendo articulaciones, uñas y otros órganos. Esta condición, mediada por factores inmunitarios y genéticos, no es contagiosa, pero sus características visibles pueden llevar a un estigma social, afectando la calidad de vida de los pacientes.
Manifestaciones de la psoriasis
Existen diferentes tipos de psoriasis, siendo la psoriasis vulgar o en placas la más común. Se caracteriza por la presencia de placas eritematosas con escamas, que a menudo causan prurito y suelen aparecer en las zonas extensoras del cuerpo. Otros subtipos incluyen la psoriasis en gotas, frecuente en niños y adultos jóvenes, y la psoriasis pustulosa, que puede llegar a ser mortal si no se trata a tiempo debido a su carácter sistémico.
Además de la piel, la psoriasis puede comprometer las uñas, causando deformaciones y cambios en su apariencia, así como las articulaciones, lo que puede derivar en una artritis psoriásica. Hasta un 67% de los pacientes con psoriasis también pueden presentar alteraciones oculares, como uveítis o conjuntivitis.
Fisiopatología de la psoriasis
El desarrollo de la psoriasis está mediado por un complejo proceso inmunitario en el que participan tanto factores genéticos como desencadenantes externos, como el estrés, traumatismos, infecciones y el consumo de alcohol o tabaco. En su base, se encuentra la activación desmedida de los linfocitos T, específicamente los subtipos T helper 1 y T helper 17, que desencadenan una respuesta inflamatoria que perpetúa la enfermedad.
Esta activación excesiva del sistema inmunitario lleva a una proliferación anormal de queratinocitos, las células de la piel, lo que resulta en la característica descamación de las lesiones psoriásicas. Este proceso también está acompañado por la liberación de citoquinas inflamatorias, como la interleuquina-17 y el factor de necrosis tumoral alfa, que juegan un papel crucial en el mantenimiento de la enfermedad.
Epidemiología y comorbilidades
A nivel global, la psoriasis tiene una prevalencia variable, con tasas que van desde el 1% hasta el 2,4% en diferentes regiones. En América Latina, Argentina y Chile son los países con mayores reportes, con una prevalencia aproximada del 1.1%. Sin embargo, a pesar de su impacto en la salud, la información epidemiológica sigue siendo limitada en muchos países, lo que subraya la importancia de un mayor estudio y notificación de los casos.
Es fundamental recordar que la psoriasis no es solo una enfermedad de la piel. Los pacientes psoriásicos tienen un mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico, obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares, entre otras comorbilidades. Estos hallazgos refuerzan la necesidad de abordar la psoriasis desde una perspectiva multidisciplinaria, para ofrecer un tratamiento integral que controle tanto los síntomas cutáneos como las complicaciones sistémicas.
Tratamiento y manejo
El tratamiento de la psoriasis ha evolucionado en los últimos años, especialmente con la introducción de terapias biológicas que actúan específicamente sobre las vías inmunitarias involucradas, como la inhibición de la interleuquina-17 o el factor de necrosis tumoral alfa. Estas terapias han demostrado ser efectivas en el control de la enfermedad, mejorando la calidad de vida de los pacientes.
Un diagnóstico temprano y un manejo adecuado de los desencadenantes son clave para evitar las exacerbaciones y complicaciones de la psoriasis. También es crucial educar a los pacientes sobre la naturaleza crónica y sistémica de la enfermedad, para que comprendan la importancia del seguimiento médico y del control de factores de riesgo como la obesidad y el consumo de tabaco o alcohol.
Conclusión
La psoriasis es mucho más que una enfermedad de la piel. Su naturaleza sistémica y la falta de datos epidemiológicos en muchas regiones del mundo hacen que el manejo de esta condición sea un reto para los profesionales de la salud. Con una correcta evaluación y tratamiento, es posible mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes, enfocándose no solo en las manifestaciones cutáneas, sino también en las comorbilidades que pueden agravar su pronóstico.
Referencias:
- González C. E., & Ruiz S. (2022). Psoriasis y su manejo multidisciplinario. Dermatología Clínica, 10(4), 45-50.
- Márquez G. F., & Silva R. H. (2020). Aspectos inmunológicos de la psoriasis. Rev. Mex. Dermatología, 15(2), 123-128.
- Gutiérrez M., & Rodríguez P. A. (2021). Epidemiología y factores de riesgo de la psoriasis en Latinoamérica. Acta Dermato, 22(3), 205-211.
Profundiza en el manejo de la psoriasis con nuestro curso “Psoriasis: Enfoque Diagnóstico y Terapéutico”.
Aprende sobre las últimas estrategias de diagnóstico y tratamiento para mejorar la calidad de vida de tus pacientes.
Inscríbete hoy y amplía tu conocimiento :
Haz clic aquí